La indemnización por responsabilidad patrimonial se extiende a todo tipo de daños, incluidos los daños morales siempre que se trate de verdaderos daños y no de simples molestias. La jurisprudencia y la doctrina mayoritaria conciben el daño moral como dolor, sufrimiento, padecimiento físico o injustamente ocasionado y admiten sin reservas la posibilidad de indemnizarlo.
El hecho de haber estado injustamente separados los tres hijos de su madre durante cinco meses con las consecuencias y vicisitudes tanto de orden moral como social que ello ha comportado conduce a la conclusión de que la actividad administrativa causó tanto a la actora como a sus hijos un daño moral que debe ser reparado.