No somos conscientes de la cantidad de información que nuestra pareja conoce, y que en muchas ocasiones compartimos con ella sin pensar en el futuro, cegados por el amor.
En una ruptura sentimental hay muchos efectos que deben regularse según el Codi Civil pero hay otros que no se estipulan, sin ser conscientes que deben protegerse, como nuestros datos de cualquier dispositivo: wi-fi, tablet, móvil, smartphone, redes sociales…
En el momento de la desavenencia las personas somos capaces de cualquier cosa, llegando a límites inverosímiles, que ahora ya si son delito. Si buscamos en internet espiar móvil, los resultados son: “programas gratis de espionaje”, “como espiar a mi esposa sin que lo sepa”, y similares.
Estas actitudes están siendo penadas por los Juzgados en nuestro país, y la excusa de que la contraseña se había facilitado voluntariamente no exime de responsabilidad al autor del delito, que curiosamente mayoritariamente son hombres.
La primera Sentencia que comportaba delito de prisión fue en el año 2015 dictada por el Juzgado de lo Penal núm. 4 de Girona, con pena de prisión de dos años y medio de cárcel, multa de 6€ diarios por 19 meses. En este caso el marido había obtenido información (fotos) del teléfono de su aún esposa, que acreditaban que mantenía una relación extramatrimonial. Dicha prueba fue aportada en el proceso de divorcio. La pena tuvo el agravante por ser familia en el momento de cometer el delito. Y no fue a mayores por no haber difundido las imágenes más allá del proceso judicial.
Por tanto, el espionaje del móvil con programas, con geo localizadores, duplicando la tarjeta sim, con el GPS del coche, a través de la contraseña de la wi-fi de la que fue casa conyugal, ya no digo de la banca online, se castiga con pena de prisión. Como un delito contra la intimidad, basado en el derecho constitucional a la inviolabilidad de las comunicaciones y a preservar la intimidad personal. La pena impuesta como consecuencia de esta conducta puede oscilar entre uno y cuatro años de prisión. Y la cosa no queda ahí. Al espiar un teléfono móvil ajeno pueden cometerse, además, otros delitos simultáneamente; por ejemplo, contra la integridad, contra la imagen o suplantación de identidad.
En conclusión, en los momentos de discordias sentimentales debemos proteger nuestros intereses, incluso en la Red.
Área de Derecho de Familia